En el
segundo año de la universidad yo medecidí aprender una idioma romance.
¿Francés?
No. Tiene una ortografía más antiógica que el inglés.
¿Italiano?
No. Se habla solamente en un país.
Me
quedé con el castellano.
La
escuela estaba en un edificio en la calle Váci donde se halla una place
conmemorativa del Rey Carlos XII. de Suecia. Mi primero profesor estaba un economista
András Inotai quien había vuelto de Perú. Él anduve en círculo en la clase y
dijo oraciones compuestas en húngaro: “¡Diga Usted en castellano que ...!”
Yo dí
examen despues del año quinto de universidad.
Comenzaron
los años con mucho trabajo lejos de casa y con dos hijaspequeñas.
Yo probé una vez un curso de tarde una vez pero lo dejé.
Yo leí
unos libros. Hablé cuando encontraba españoles o la familia de tío
Ladislao visitaba a Hungría pero nadie más hablaba castellano de mis padres y
relativos. El imperialismo linguístico inglés oprimió la práctica de otros
lenguas en mi trabajo. Yo nunca podía viajar con mi familia a España.
Un
físico de la Universidad de Zaragoza necesitó mi programa y me invitaba para
instalarlo. Estos once dias yo puedo hablar sobre cosas cotidianas en
castellano.
Yo soy el hombre más alto sin barba.
Autobiografía